biografia de carolina cruz
Era dientona. Demasiado alta para su edad. Esas características le valieron los apodos de Conejo y Caballo. Realmente la ex virreina y modelo vallecaucana Carolina Cruz era fea.
Sufrió mucho con eso. "Me acomplejaba ser tan alta porque siempre me ponían de última en la fila del colegio". El rechazo, quizás, fue una consecuencia de la poca gracia física en la vida de adolescente de Carolina Cruz. Cuando se enamoró por primera vez del mejor amigo de su hermano, las cosas no salieron como ella esperaba. Se ilusionó, soñó con ser correspondida, pero su príncipe azul no le dio ni la hora. Le pareció que Carolina asemejaba un conejo grande. En otra oportunidad, la joven tulueña, nacida el 12 de junio de 1979, reforzó su personalidad con acero para aspirar a modelo. Por eso, armó su hoja de vida y la llevó a diversas agencias de casting. "Bueno, muchas gracias, nosotros le avisamos", fue la frase diplomática con la que siempre le cerraron las puertas.
Cuando salía del colegio y se encontraba con Iván Darío, su hermanito, los amigos de él la silbaban y la avergonzaban poniéndole sobrenombres como jirafa o Escalera. "Me daba rabia. Realmente me molestaba y hasta sentía mucha pena salir a la calle". Por eso se cohibió muchas veces de las fiestas de jovencitos donde se urdían los primeros amores de juventud. No obstante, a las que asistió tuvo que "comer pavo' porque nadie pasó por la vergüenza de convertirse en su parejo. "Me quedaba esperando a que me sacaran a bailar pero ninguno de los jovencitos quería hacer el oso conmigo, porque mi altura evidentemente los hacía ver como llaveros".
Si a su fealdad se le agregaba su pereza para el estudio, su fama de visitante asidua de infinidad de colegios salía de inmediato a relucir. Al Caballo, como la llamaban en su adolescencia, no le gustó mucho estudiar y eso la llevó a hacer un verdadero periplo estudiantil: estuvo en el Liceo Belalcázar, en El Sagrado Corazón, en el Alejandrín, hasta que, por fin, logró graduarse en Los Cañaverales. Pero a los 17 años tuvo una transformación física tan impresionante que sus amigos no podían creer en quién se había convertido el gatito feo. "Fue el metabolismo y el cambio de edad lo que me convirtió en una mujer alta, con mejores formas'. Tambien la dotó la naturaleza que ahora fueron las agencias las que la llamaron a gritos para que modelara ropa y posara para catálogos.
Su belleza , sus 1,79 metros de altura y sus 57 kilos de peso empezaron a ser noticia cada vez que desfilaba en el Club San Fernando o en los centros comerciales. En diciembre de 1998 volvieron a insistirle los del comité de Señorita Valle y decidió dar el sí. Carolina entonces se aumentó el busto -quedó en talla 34 B- y se perfiló la nariz. Fue virreina de Belleza en 1999 y en el 2000 cuarta en Miss Internacional. En esas, Guillermo Rueda, realizador del Noticiero del Espectáculo, le propuso presentar y estuvo durante un año. A finales de 2000, su amiga, la presentadora Andrea Serna, la recomendó para que hiciera los informes desde la Feria de Cali. Después la llamaron para que transmitiera desde la Feria de Manizales y en febrero del año pasado la contrataron como conductora del programa Comandos. En noviembre pasado los directivos de Noticias RCN le pidieron que cubriera el Reinado de Belleza y en el momento en que Catalina Aristizábal renunció en diciembre, contrataron por unos meses a Carolina para que presentara la sección de entretenimiento los fines de semana.
Hoy, Carolina Cruz vive entre Cali y Bogotá, porque está preparándose con todo para subirse a las pasarelas del Bogotá Fashion. En Cali quedan sus padres, su hermano y su novio, Leonardo Ramírez. "Los extrañaré, pero es el costo que hay que pagar para lograr los sueños".
Carolina, antes pauto feo, ahora uno de los nuevos sueños de los colombianos, será la presentadora de todos los especiales de Noticias RCN sobre el evento de moda en Bogotá y prestará su imagen de cotizada modelo para productos Nivea. Adicionalmente, desfilará la ropa de grandes diseñadores, entre ellos Andrés Otálora. Como si fuera poco, Carolina cumple con sus contratos de una Licorera, una marca de vestidos de baño y otra de relojes y con sus estudios de comunicación. La modelo se baja de la pasarela y no descansa. Es, evidentemente, el costo del éxito.
Es simpática y divertida, una imagen de niña buena y dulce que conquistó a los hombres colombianos, que la sueñan como una esposa ideal. Los que le decían "jirafa" en el colegio luego se quedaron estupefactos con su transformación a los 17 años, de patito feo a mujer despampanante.
Única hija mujer y por lo tanto, la consentida de la casa. Es muy tierna y sentimental. Entre sus fantasías a ella le gustaría: "Hacerle un estriptis a mi pareja, con velas, música suave y ropa muy sensual". Lo primero que le mira a un hombre son los ojos y los zapatos. Le encanta comer chocolates y su gran pecado es enamorarse mucho. El primer amor de su vida fue el mejor amigo de su hermano. También fue novia de Leonardo Ramírez, del empresario Alejandro Restrepo y hoy en día está "cuadrada" con el actor Daniel Arenas. Es la pareja de moda en Colombia.
